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El Teniente: Entre el duelo y el desafío de volver a operar

  • Pese a la vuelta al trabajo, la producción de mineral se ubicó ayer en torno al 50% de los volúmenes habituales, evidenciando que la prioridad sigue siendo la seguridad y el proceso de investigación tras el accidente del 31 de julio-

El ambiente en la División El Teniente de Codelco se ha teñido de una mezcla de duelo, tensión y resiliencia. A 11 días del trágico accidente que cobró la vida de seis trabajadores —el hecho más grave en la historia reciente de la faena—, la mina más grande de cobre subterránea del mundo se enfrenta a un proceso de reinicio de operaciones marcado por la cautela, la fiscalización y la reconstrucción emocional.

DUELO COLECTIVO Y HOMENAJES EN EL DÍA DEL MINERO Y LA MINERA

Ayer, domingo 10 de agosto, durante la conmemoración del Día del Minero y la Minera, se realizó un sentido homenaje en todas las instalaciones de la División El Teniente: un minuto de silencio, velas encendidas y el grave ulular de las sirenas recordaron a las seis personas que perdieron la vida.

Más allá del gesto, la compañía ha mantenido activa una red de apoyo a las familias, con acompañamiento psicológico y social, y comunicación constante sobre los avances en la investigación.

CUESTIONAMIENTO A LA SEGURIDAD

El pasado 31 de julio, una serie de eventos desafortunados puso a prueba los protocolos de seguridad y la capacidad de respuesta de la División. Desde ese momento, la mirada pública y la de todos quienes dependen directa o indirectamente de El Teniente se enfocó en las decisiones tomadas por la administración.

El accidente generó un remezón nacional, avivando el debate sobre las condiciones laborales y los desafíos de modernización en la minería chilena, aun cuando a nivel global El Teniente es la mina subterránea más moderna y tecnologizada que existe y frecuentemente es visitada por expertos de todo el mundo que vienen a conocer sus avances. En ningún otro lugar se trabaja al nivel de profundidad que se hace en Chile, por lo tanto, es un referente que provoca admiración en todas las latitudes del planeta.

RETORNO PARCIAL: SEGURIDAD Y FISCALIZACIÓN EN EL CENTRO DE LA ESCENA

La Dirección del Trabajo y Sernageomin dieron luz verde al reinicio parcial y progresivo de las operaciones subterráneas en sectores clave como Pilar Norte, Panel Esmeralda y Pacífico Superior, entre otros. Sin embargo, áreas como Recursos Norte y Andesita permanecen paralizadas, reflejando la cautela que predomina en la toma de decisiones.

El plan de retorno incluye jornadas de reflexión antes de cada turno, chequeo reforzado de equipos de protección personal y sistemas de control de presencia por TAG y TIP, además de asegurar la comunicación bidireccional al interior de la mina. La sismicidad, factor siempre latente en la cuenca minera, es monitoreada en tiempo real y compartida con sindicatos y empresas colaboradoras. La coordinación con estas últimas es clave: buena parte de la fuerza laboral en faena pertenece a firmas contratistas, lo que exige una cadena de información robusta y transversal.

PRIMERAS JORNADAS DE TRABAJO: CIFRAS Y REALIDADES

El reinicio de actividades comenzó con el Turno C, compuesto por 710 personas, de las cuales 131 ingresaron al interior de la mina, y continuó con el Turno A, integrado por 1.770 trabajadores enfocados en tareas de reactivación. Pese a la vuelta al trabajo, la producción de mineral se ubicó en torno al 50% de los volúmenes habituales, evidenciando que la prioridad sigue siendo la seguridad y el proceso de investigación.

En paralelo, se reanudaron las operaciones en planta y fundición, buscando retomar el ritmo, aunque sujetos a estrictos controles y auditorías internas y externas.

INVESTIGACIÓN: BAJO LA LUPA DE LAS AUTORIDADES

La fiscalización ha sido intensa. Solo este fin de semana, ingresaron inspectores de Sernageomin para revisar el sector Andes Norte. Codelco ha debido responder a 21 requerimientos provenientes de organismos como la Fiscalía, la Cámara de Diputadas y Diputados, la PDI y la Seremi de Salud.

Por otra parte, la Comisión Interna Investigadora sigue sesionando para esclarecer el origen del accidente, mientras avanza la coordinación con autoridades para implementar eventuales medidas correctivas.

DESAFÍOS ESTRUCTURALES Y CLIMA LABORAL

Lo ocurrido en El Teniente reaviva viejas inquietudes en la minería nacional: la modernización de faenas, la adecuación de protocolos de seguridad ante una actividad cada vez más compleja, el envejecimiento de la fuerza laboral y la integración de nuevas tecnologías.

Temas como la fatiga crónica, la exposición a riesgos ergonómicos y sicológicos, y la relación entre empresas principales y contratistas emergen con fuerza en las conversaciones internas y sindicales.

A ello se suma el desafío de reconstruir confianzas, tanto al interior de la mina como hacia la opinión pública y las familias afectadas. Los sindicatos, históricamente activos en El Teniente, han sido actores centrales en este proceso, exigiendo garantías concretas y participación en la reevaluación de los protocolos.

EL TENIENTE: UN GIGANTE EN TRANSICIÓN

La División El Teniente es el pilar económico de la región de O’Higgins —representa cerca del 10% de la producción nacional de cobre— y emplea de forma directa e indirecta a más de 12.000 personas. Está considerada, además, un “laboratorio” para la automatización y robótica minera en Sudamérica. Sin embargo, el accidente del 31 de julio deja una huella profunda que trasciende las cifras: pone en el centro a las personas, su seguridad y el sentido de pertenencia y orgullo que une a generaciones de mineros y mineras de Chile.

En estos días difíciles, la mina avanza a paso lento, con la promesa de que nunca más un accidente de tal magnitud empañe el destino de quienes día a día extraen los minerales que sostienen gran parte de la economía nacional.

 

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