- Por Julius Forrer, Marketing & Sales Manager, ABB Distribution Solutions.//

En Chile, la minería no es solo una industria estratégica: es un pilar de nuestra economía y una fuente de innovación tecnológica. Sin embargo, operar de forma continua en entornos extremos —altas temperaturas, altitudes elevadas y/o zonas remotas— exige mucho más que voluntad; requiere experiencia e infraestructura eléctrica capaz de anticipar problemas antes de que estos detengan la producción.
En ABB, sabemos que, en faenas críticas, la resiliencia energética es una condición indispensable para mantener la operatividad. El riesgo de una interrupción no planificada no solo significa una detención costosa, sino también impactos en seguridad y compromiso ambiental. El apagón masivo de febrero de este año es un buen recordatorio: su impacto económico en distintas industrias se estimó en decenas de millones de dólares, mostrando cómo un solo evento puede afectar gravemente la productividad nacional.
La minería chilena también enfrenta la presión creciente de descarbonizar y digitalizar sus operaciones. En este contexto, la electrificación inteligente no solo suma eficiencia, sino que también habilita la integración con energías renovables y la gestión de redes más complejas y bidireccionales.
En la división Distribution Solutions, ofrecemos soluciones de electrificación que atenden a estos desafíos. La arquitectura modular de nuestros sistemas permite que las operaciones crezcan o se mantengan sin afectar la continuidad del suministro. Esto, sumado al monitoreo remoto y diagnóstico predictivo en tiempo real, ofrece a nuestros clientes la capacidad de actuar antes de que surjan fallas críticas. En un escenario donde cada hora cuenta, anticiparse es el factor que marca la diferencia.
Nuestra experiencia global, combinada con el conocimiento del equipo local, nos permite ofrecer soluciones diseñadas para las condiciones reales de las faenas chilenas. Con esto, ayudamos a nuestros clientes a garantizar la continuidad operacional, proteger a las personas y cuidar los activos de producción, todo mientras avanzamos hacia un modelo energético más limpio y resiliente.
Porque en la minería —y en cualquier operación crítica— la energía no es solo un insumo. Es el corazón que mantiene todo en movimiento. Asegurar que siga latiendo, sin interrupciones y con inteligencia es nuestro compromiso.



