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ASDIT: “CORFO No reconoce y desvaloriza capacidad de investigación y desarrollo tecnológico de Chile”

  • En declaración pública expresan “nos parece un despropósito que un consorcio internacional, con escasos vínculos con el mundo minero y energético chileno, pretenda liderar a través del ITL una propuesta de desarrollo sustentable en la región de Antofagasta y de una nueva industria para nuestro país”.

La Asociación para el Desarrollo del Instituto Tecnológico (ASDIT), realizó una declaración pública en la que lamentan la decisión de Corfo, de preferir a un consorcio de universidades norteamericanas para hacer realidad en Antofagasta el Instituto de Tecnologías limpias (ITL), en una licitación internacional, cuyo resultado se dio a conocer este lunes.

ASDIT es un consorcio nacional e internacional conformado para participar con una propuesta integral para la gestión y desarrollo del Instituto Chileno de Tecnologías Limpias (ITL) impulsado por Corfo, que busca impulsar la energía solar, la minería sustentable y materiales avanzado de litio y otros minerales. ASDIT está integrado por empresas mineras y energéticas instaladas en Chile, las principales universidades nacionales, centros científicos y tecnológicos de Alemania, Australia, Reino Unido, España, entre otros, y una larga lista de entidades asociadas, en una alianza sin precedentes en el país “con lo mejor de lo nuestro y aportes internacionales de clase mundial – y que se propuso una ambiciosa agenda vinculada y co-construída con la región de Antofagasta que busca liderar un nuevo clúster para Chile, con impacto global”, según indican en su declaración pública.

LA REACCIÓN DE ASDIT
El contenido de la nota señala textualmente:
“El Instituto Chileno de Tecnologías Limpias (ITL), tendrá un alto impacto en la macrozona norte y el país, integrando una mirada y experiencia global y propiciando la articulación de un modelo asociativo basado en las fortalezas de todos sus miembros y las que tiene nuestro país en los ámbitos minero y energético actualmente.

La decisión de Corfo de asignar el Instituto de Energías Limpias (ITL) a un Consorcio de Universidades Norteamericanas es – en la práctica- un no reconocimiento y desvaloración de las capacidades de investigación y desarrollo tecnológico actualmente instaladas en Chile, tanto nacionales -universidades estatales y consorcios tecnológicos- como internacionales -8 centros internacionales con presencia en el país- vinculadas a las principales empresas de los sectores de minería y energía que participan en el consorcio ASDIT. Nuestra propuesta se desarrolla e implementa íntegramente en Antofagasta, para esta región y con los principales actores de esta zona: integra todo su territorio, cada una de las nueve comunas, y potencia de manera sustentable todas sus vocaciones de desarrollo: capital humano, energía, minería, logística, turismo, e incluso apalanca el desarrollo de una nueva industria agrícola.

Nos vemos en la obligación de hacer pública nuestra profunda desilusión, pues nos parece un despropósito que un consorcio internacional, con escasos vínculos con el mundo minero y energético chileno, pretenda liderar a través del ITL una propuesta de desarrollo sustentable en la región de Antofagasta y de una nueva industria para nuestro país. Estamos hablando del esfuerzo más importante que Chile desplegará en su historia en términos de desarrollo de I+D para apalancar la minería y energía verde.

Cuesta entender cuáles son los atributos que distinguen de manera tan especial a la propuesta seleccionada y que no ha sido posible conocer a la fecha. Se entiende por la información entregada recién ayer por parte de Corfo, que, en la primera evaluación, por parte de un jurado independiente, la propuesta de ASDIT resultó con el mayor puntaje. No se entienden los criterios de evaluación de la fase 2 -interna de Corfo- y la fase 3 -Consejo de Ministros- ambas instancias compuestas por profesionales chilenos. Lamentamos profundamente que Corfo se haya negado a dar un espacio pertinente para que cada proponente presentara y defendiera sus propuestas ante los evaluadores, procedimiento no sólo habitual en este tipo de licitaciones de gran envergadura, sino indispensable para ponderar propuestas complejas y, sobre todo, para dar claridad y transparencia a los procesos.

Nuestra decepción frente a estos resultados se funda en que Chile desperdicia una vez más una oportunidad histórica de apalancar recursos y generar voluntades sinérgicas entre la industria, la academia, la innovación de punta, la comunidad local y el vínculo con los territorios, lo que nos permitía ser verdaderos protagonistas del desarrollo tecnológico para la acción climática mundial a través del desarrollo del hidrógeno verde. Sorprende ver que se entrega esta crucial toma de decisión en la última fase, bajo un virtual empate técnico, a una comisión de ministros subrogantes compuesta por subsecretarios, muchos de ellos con escasa vinculación con el alcance de esta licitación.

Queda claro que estamos frente a una discusión del modelo de desarrollo tecnológico y sostenible que queremos como chilenos. La oportunidad que nos ofrece el ITL para que Chile logre una posición de liderazgo mundial en tecnologías energéticas y tecnologías limpias para una minería baja en emisión y bajo impacto ambiental, es equivalente a la que representa contar con los cielos más limpios del planeta, donde Chile participa minoritaria y parcialmente en los factores transformacionales de la sociedad con un bajo impacto ecosistémico en los distintos sectores del país.

En ese contexto, el Consorcio ASDIT, donde participan empresas mineras y energéticas instaladas en Chile, las principales universidades nacionales, centros científicos y tecnológicos de Alemania, Australia, Reino Unido, España, entre otros, y una larga lista de entidades asociadas, venía a reparar ese modelo sin beneficio sistémico, gestando una alianza sin precedentes en el país – con lo mejor de lo nuestro y aportes internacionales de clase mundial – y que se propuso una ambiciosa agenda vinculada y co-construída con la región de Antofagasta que busca liderar un nuevo clúster para Chile, con impacto global.

Haber optado como país por un enclave con generación de capacidades locales acotadas y sin la participación de actores de la región de Antofagasta es una decisión que costará explicar y hacer entender a nuestras actuales y futuras generaciones”.

 

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