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Suelos Contaminados: El Desafío Minero-Energético

  • Por José Manuel Bellalta, Gerente General GB Cinco Ambiental. //

José Manuel Bellalta, Gerente General GB Cinco Ambiental.

Chile, un país con una fuerte vocación minera y un alto potencial para las energías renovables no convencionales como la solar y la eólica, enfrenta el reto de reducir la contaminación y restaurar la salud de sus suelos en el desarrollo de ambos sectores. En los últimos años, Chile ha avanzado en la lucha contra la contaminación, impulsando políticas ambientales y promoviendo tecnologías más limpias en la minería y la generación de energía, como la remediación a partir de métodos de contención o biorremediación.

Sin embargo, aún queda trabajo por hacer. La minería, por ejemplo, debe fortalecer la adopción de prácticas de gestión de residuos, control de lixiviados y remediación de zonas afectadas; por ejemplo, los relaves mineros abandonados. Por su parte, el sector energético, especialmente en energías renovables y la transición energética, tiene la oportunidad de liderar la recuperación de terrenos degradados y reducir su impacto ambiental. La recuperación de suelos constituye una inversión crucial para la sostenibilidad futura del país.

La responsabilidad de las empresas mineras y energéticas trasciende el ámbito productivo, implicando un rol activo en la preservación y recuperación del medio ambiente para garantizar un desarrollo sostenible para Chile. Esto también requiere una legislación adecuada. El proyecto de Ley Marco de Suelos (Boletín Nº 14.714-01), actualmente en trámite en el Congreso, resalta la importancia del suelo por sus siete funciones vitales, que incluyen: la producción de alimentos, el almacenamiento y filtrado de compuestos, y el secuestro de carbono. Además, esta iniciativa aborda problemas clave de degradación del suelo en Chile, como la erosión física, la contaminación química y la pérdida de materia orgánica y biodiversidad.

Para enfrentar estos desafíos, la ley propone reducir la degradación del suelo y fomentar su gestión sostenible en todo el país, considerando las particularidades de cada macrozona y brindando el apoyo técnico necesario.

Con voluntad, innovación tecnológica y compromiso social, Chile puede consolidarse como un ejemplo en la gestión responsable de sus recursos naturales, asegurando un futuro donde la minería y la energía sean sinónimo de desarrollo y cuidado ambiental.

 

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