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Accidente en El Teniente ¿Cuál es el real impacto sobre la producción?

  • Por Andrés González Eyzaguirre, Jefe Análisis de la Industria Minera de Plusmining. //

Andrés González Eyzaguirre, Jefe Análisis de la Industria Minera de Plusmining.

El fallecimiento de seis trabajadores ocurrido el 31 de julio en el proyecto Andesita, perteneciente a la División El Teniente de Codelco, generó conmoción en la comunidad minera a nivel mundial. En primer lugar, que un accidente ocasione la pérdida de seis vidas humanas es un hecho altamente inusual, no solo para Codelco, sino también para la minería chilena en general. En segundo lugar, surge la interrogante sobre la velocidad con que se podrá reanudar la producción de forma segura. Finalmente, y ligado a lo anterior, resulta clave evaluar la magnitud del impacto que este evento tendrá sobre la producción de cobre de Codelco y, por extensión, sobre la oferta del metal.

A modo de contexto, la producción de El Teniente ha mostrado una tendencia descendente, pasando de 475 ktCu en 2016 a 356 ktCu en 2024. Incluso antes del accidente, las proyecciones de Codelco estimaban una producción de 336 ktCu en 2025 y 321 ktCu en 2026, lo que implica una reducción de alrededor de 150 mil toneladas respecto a hace una década. Esta caída responde principalmente al agotamiento de las reservas en las zonas actualmente explotadas, lo que ha impulsado a la división a desarrollar operaciones a mayor profundidad, con el objetivo de mantener la producción y extender la vida útil en 50 años.

La causa principal de la caída de la producción estriba en el agotamiento de las reservas de las zonas tradicionales de operación, razón por la cual la división apunta a explotar a mayores profundidades en aras de continuar la producción y extender la vida útil de la división en 50 años. Para esto, se consideran tres proyectos:

  • Andesita, con 70% de avance al 31 de marzo de 2025 y que se preveía comenzaría su etapa productiva en el segundo trimestre,
  • Andes Norte, con 78% de avance y previsto de iniciar la producción en el tercer trimestre; y
  • Diamante, con el 43% de avance, con inicio esperado de la etapa productiva para 2026.

En conjunto, estos proyectos sumarían alrededor de 260 ktCu/a, aunque su aporte en 2025 se calculaba en solo unas 10 ktCu. A esto, se añade Recursos Norte, en operación desde 2020, con una producción en régimen de 60-70 ktCu/a, que también se vio afectado por el accidente, pese a no formar parte del plan de nuevos desarrollos. La figura a continuación ilustra estas cuatro zonas en relación a los sectores subterráneos en operación.

Figura: Mapa de Andesita, Andes Norte, Diamante y Recursos Norte. Fuente: Codelco.

Nueve días después del incidente, Sernageomin y la Dirección del Trabajo autorizaron la reanudación de operaciones en Rajo Sur y en las zonas subterráneas antiguas, pero mantuvieron la restricción en las cuatro áreas nuevas antes mencionadas.

Dado lo anterior, el mayor impacto productivo proviene de Recursos Norte, y en menor medida de Andesita y Andes Norte.

De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Minería, la detención de las operaciones implicaría una disminución del 18% en la producción para los cinco meses restantes de 2025, lo que equivale a unas 27,5 ktCu menos, respecto al total de 2024. Esta cifra coincide aproximadamente con la proyección de que Recursos Norte deje de producir por el resto del año. Si se considera que Andes Norte y Andesita ya no aportarían producción en 2025, la caída podría superar ligeramente las 30 ktCu.

Aunque una reducción en torno a 30 ktCu no resulta determinante para Codelco —que produjo alrededor de 1,5 Mt en 2025— ni para Chile —que produjo 5,5 Mt anuales—, sí plantea riesgos relevantes para todo el plan de desarrollo de El Teniente. En efecto, si el retraso se extiende por varios meses, podría comprometer la ya considerada ambiciosa meta de Codelco de superar las 1,7 Mt al 2030. De igual forma, puede empeorar su situación financiera al mediano y largo plazo, toda vez que viene acumulando una creciente deuda financiera neta, actualmente sobre los US$23 mil millones.

En suma, si bien los efectos sobre la producción y las finanzas de la estatal pueden ser relativamente acotados en 2025, el impacto en años posteriores puede ser creciente, lo que dependerá de la magnitud del problema y su reparación, y de las perspectivas de reanudar operaciones con garantías apropiadas de seguridad para los trabajadores.

 

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