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El desafío de seguir siendo una palanca de desarrollo para el país

Por
Marcos Kulka

Gerente General Fundación Chile

Hoy estamos viviendo uno de los momentos más desafiantes que nos ha tocado experimentar como humanidad en los últimos 100 años. Nos enfrentamos en simultáneo a una crisis sanitaria, una crisis económica y una crisis social. Por un lado se enfatizan problemas tan complejos como el aumento de la pobreza, el desempleo, posibles generaciones de estudiantes que tienen el riesgo no sólo de perder el año escolar sino su oportunidad de vida.

Según un estudio de potenciales riesgos futuros del WEF, se mantienen como número uno en probabilidad e impacto, aquellos asociados al cambio climático, tales como escasez hídrica, pérdida de biodiversidad, aumento de desastres naturales, entre otros.

Es en este escenario, donde la minería del cobre surge con más fuerza para transformar esta crisis y sus potenciales daños en oportunidades de un mejor futuro.

El cobre toma más relevancia aún en materia sanitaria por sus grandes propiedades bactericidas, siendo desplegado como elemento esencial en hospitales, materiales para la construcción, oficinas, transporte, en todo material que requiera contacto físico por su potencial de transmisión del virus.

La minería del cobre, si hacemos las cosas bien, como muchos han expuesto en el pasado, es una gran palanca de desarrollo no sólo para la minería sino que para el país como un todo. Habilitando soluciones para tener una matriz energética más limpia y segura, fomentando la economía circular por medio de mayor reutilización de sistemas de agua eficientes y menor contaminantes por residuos, desplegando la transformación digital en su cadena de valor completa, generando mayor inclusión de la mujer y los jóvenes en las faenas, promoviendo además más seguridad y productividad.

La minería del cobre además, ha sido pionera en ir orientando hojas de ruta con visión de largo plazo, que no sólo ha resultado en proyectos con beneficios para la minería como, por ejemplo, todo el trabajo desarrollado en torno al capital humano, donde se ha logrado orientar la oferta de trabajo hacia una demanda pertinente y de futuro.

Se ha planteado, además, lograr consolidar modelos productivos que tomen en consideración su entorno económico, ambiental y social generando un valor compartido real donde toda la comunidad se vea beneficiada.

En conclusión, la minería del cobre tiene un desafío gigante de seguir siendo una de las palancas críticas de desarrollo para nuestro país, marcando el liderazgo con el ejemplo de hacer las cosas bien, con visión de futuro para los nuevos tiempos que corren. (Fuente: Comunicaciones Fundación Chile)

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