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El gran desafío de Chile frente al Litio

  • Por José Ignacio Blavi Aros, Vicepresidente para Chile de Desarrollo de Negocios y Relaciones Gubernamentales Lithium Chile.

José Ignacio Blavi Aros, vicepresidente para Chile de Desarrollo de Negocios y Relaciones Gubernamentales Lithium Chile.

Escuchamos a diario noticias del litio, cómo se refieren al oro blanco, cómo varios generan negocios estratosféricos gracias a proyectos de desarrollo de la industria de este no metálico, pero, sabemos muy bien que eso no es así, o lo es solo en el papel, y ese tipo de mensaje desinforma a la población y crea falsas expectativas con los agentes que permiten el desarrollo de proyectos de este mineral, porque muchas mentes prácticas pueden decir: ¿de qué sirve tener un estacionamiento lleno de autos de lujo, si no los podemos mover?

Necesitamos que nos aunemos y junto a los medios de comunicación colaboremos con la información adecuada, para que seamos una potencia real a nivel mundial en todo lo relacionado a la electromovilidad, porque, a pesar de estar de acuerdo en que ese es el futuro concreto de la sustentabilidad energética para las próximas dos décadas, esos mismos actores que reconocen ese objetivo, luego, imposibilitan o dificultan a modo exacerbado el desarrollo en esta área.

Sí, tenemos la posibilidad de decir que tenemos “oro blanco” en nuestro país, pero es un incierto. Necesitamos inversión para desarrollar ese trabajo de exploración, de cuantificación de recursos para generar proyectos comerciales. No por tener un salar vamos a tener un proyecto viable de litio, y tenemos que ponernos serios, para no perder esta oportunidad centenaria de crear riquezas para nuestras futuras generaciones. Todos debemos colaborar apoyando el desarrollo. Este debe ser el gran desafío de Chile.

Noruega, uno de los países más limpios y pro electromovilidad es un gran productor de petróleo, lo que lo llevó a ser el sexto país más rico del mundo, porque comprende hacia donde hay que moverse y trata de hacer lo mejor para con sus ciudadanos. El primer ministro y el ministro de Comercio e Industria establecieron una hoja de ruta para ilustrar cómo Noruega puede utilizar las habilidades aprendidas de la industria del petróleo y el gas para convertirse en una superpotencia de energía limpia.

Por nuestro lado, podríamos estar al nivel de ellos o superarlo, pero con producción de litio. Sólo una empresa privada productora de litio contribuyó al Gobierno de Chile más que CODELCO. Tenemos la oportunidad de sustentar la agenda, de añadirle valor agregado al mineral e incentivar a nuestros ciudadanos a educarse al respecto, hasta apoyándolos para transformarlos en consumidores, pero nos quedamos en la discusión de cómo podemos ser como Noruega en cuanto a hospitales, pero no en cuanto a cómo llegamos a tener el capital para construir esos hospitales.

Cuando me refiero a añadir valor al mineral, no hablo solamente para la posible producción de baterías, o incentivar estudios de postgrados mineros al respecto, para generar más talentos mundiales de la industria. Hay mucho más por hacer. Por ejemplo, existe una aleación de aluminio-litio que hoy se está usando para el fuselaje en la carrera espacial, que vemos entre algunas economías gigantes. Su durabilidad, flexibilidad vs rigidez le da características únicas.

Entonces, si sabemos que la mayor parte de los avances tecnológicos del último siglo vienen de lo que la NASA ha usado y ha permeado al consumo masivo, adelantémonos y hablemos de las oportunidades. Cuantifiquemos de forma concreta los pasos que debemos seguir para avanzar, y unámonos ante una bandera: la bandera del trabajo a nivel país que tenemos por delante. No más escuchar lo que opina un actor extranjero de lo que debe pasar en Chile, sino que, tomemos las riendas en el asunto y converjamos sobre los puntos claves que estamos abordando día a día: regulación y el ingreso de nuevos actores a este mercado.

Necesitamos asociatividad Estatal/Privados, que traiga grandes retornos para el Estado, que desarrolle las economías locales, que invierta en tecnología y nuevos procesos, además de desarrollar educación del negocio del litio a nivel técnico y de postgrados. Lo dice el Gobierno y nosotros como privados, ahora tenemos que trabajar colaborativamente; debemos proponer las estructuras de trabajo que sabemos son eficientes, para poder avanzar y cerrar negocios, y así poder ver esa riqueza creada en la generación y cierres de negocios; y no en supuestos artículos que sigan hablando del oro blanco.

Esta colaboratividad tiene un sentido paralelo también, la de generación de riqueza de forma horizontal, y ése es el gran desafío país. Podemos tener grandes empresas liderando el panorama mundial, uniendo el frente, alineándonos con el Gobierno, estudiando lo que las empresas estatales necesitan hoy y convergiendo a empujar cada uno de esos puntos.

Podemos crear nuevos estándares, tenemos los conocimientos técnicos, y debemos expedirlos en profundidad. Asimismo, sumar a más individuos y empresas, para que también tengan esos conocimientos. El desafío educacional respecto de la producción de litio es un frente concreto de trabajo, donde las empresas nos debemos proponer poner a la gente, a las comunidades primero, educándolas en la práctica, en terreno, traer a los mejores de todo el mundo para trabajar en nuestros proyectos, así como nosotros lo estamos haciendo en Lithium Chile, para avanzar de forma solida en el tiempo, con lo mejor de lo mejor.

¿Cuán fuerte podemos ser? Mucho más unidos que leyendo desde distintos lugares, con distintas agendas que compiten entre ellas. Compitamos con el mundo y unámonos como País. Para eso, los invito al “Industry Invitational”, el próximo Foro de la industria del Litio, y les dejo esta invitación para que hagamos Patria, y seamos todo lo que podemos llegar a ser.

 

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