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ENAMI: El peso de la deuda y su papel crucial en la pequeña y mediana minería chilena
- Análisis financiero de una empresa estatal estratégica en un momento de transformación y tras el anuncio este martes de un nuevo crédito internacional para la estatal, otorgado por el Banco Latinoamericano de Comercio Exterior. Por Silvia Riquelme Aravena, directora www.guiaminera.cl
A lo largo de las últimas décadas, la Empresa Nacional de Minería (ENAMI) ha sido reconocida como un pilar indiscutible en el desarrollo de la pequeña y mediana minería de Chile. Su modelo de gestión, orientado a fomentar la participación de productores de menor escala en el sector minero, ha permitido la inclusión de miles de faenas y el dinamismo de las economías regionales. Sin embargo, en la actualidad, el complejo escenario financiero que enfrenta ENAMI amenaza con poner en jaque su capacidad de respaldo y su histórica función de fomento. Las cifras del endeudamiento estatal alcanzan niveles que inquietan al mercado, a los gremios mineros y a la comunidad política.
NUEVO CRÉDITO INTERNACIONAL Y EL PANORAMA DE LA DEUDA
El anuncio este martes de la obtención de un nuevo crédito internacional para ENAMI por 30 millones de dólares, otorgado por el Banco Latinoamericano de Comercio Exterior (Bladex), ha vuelto a centrar la atención en la magnitud del endeudamiento de Empresa Nacional de Minería. Según información pública y fuentes del sector financiero, la deuda total supera actualmente los 600 millones de dólares.

La carta enviada por la Fiscal de ENAMI, Javiera Estrada Quezada, a la presidenta de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), Solange Bernstein, confirma la operación por 30 millones de dólares, con vencimiento a tres años y amortización total al término del plazo. Los recursos obtenidos están destinados principalmente al refinanciamiento de obligaciones previas, capital de trabajo y gastos operacionales, en línea con el proceso de ajuste financiero que la estatal viene ejecutando desde el año pasado.
La carta a la CMF explica que, “Con esta operación ENAMI culmina su proceso de refinanciamiento de deuda”. En la práctica, este movimiento financiero es un esfuerzo por ampliar los plazos de sus compromisos y buscar mejores condiciones de pago que permitan aliviar la presión sobre su flujo de caja.
Cabe hacer presente que, durante el presente año, de acuerdo a lo informado por Enami a la CMF, esa empresa estatal ha contraído deuda por US$190 millones con vencimiento a tres años y emitido un bono por un millón de Unidades de Fomento, con vencimiento al año 2030, también para refinanciar pasivos y gastos de operación.
De acuerdo con la información financiera que entrega a la CMF, al 30 de junio de 2025, los pasivos de ENAMI superan actualmente los US$ 605 millones, de los cuales US$392 millones corresponde a pasivos corrientes, es decir, de corto plazo y US$213 millones a pasivos no corrientes, esto es, de largo plazo.
Uno de los principales problemas financieros que enfrenta la empresa es la acumulación de deudas de corto plazo (US$ 153 millones) con proveedores, especialmente con pequeños y medianos productores mineros, quienes dependen de ENAMI para comercializar su producción y recibir financiamiento para sus operaciones. A ello se agregan pasivos financieros de corto plazo por US$115 millones. Esta situación ha llevado a una creciente incertidumbre sobre la sustentabilidad del modelo de fomento minero.
Según Decreto Exento N° 535 emitido por el Ministerio de Hacienda, ENAMI tiene autorizado un límite de financiamiento de corto plazo de MUS$ 380.000, para uso en líneas de crédito de corto plazo hasta el 30 de junio de 2025. Adicionalmente, mediante el Decreto Exento N° 202 de fecha 23 de junio de 2025, el Ministerio autorizó a ENAMI un límite adicional de MUS$155.000, con el propósito de refinanciar pasivos de mediano plazo.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL ENDEUDAMIENTO
El crecimiento de la deuda de ENAMI no es un hecho aislado, sino el resultado de una compleja combinación de factores estructurales y coyunturales. La deuda de ENAMI se ha incrementado principalmente por el aumento de los costos de procesamiento, la falta de recursos propios para renovar sus plantas y las pérdidas generadas por la fundición y refinería Hernán Videla Lira.
Desde 2019, el deterioro financiero se ha profundizado, en gran parte por el impacto de la crisis social y la pandemia, que restringieron las operaciones mineras y desencadenaron una serie de mayores gastos operativos. Adicionalmente, esos mayores gastos operativos, junto con la obligación de mantener precios competitivos de compra para el mineral entregado por pequeños y medianos productores ha presionado los márgenes de ENAMI, obligándola a asumir riesgos financieros cada vez mayores para sostener su rol de fomento y productivo.
IMPACTO EN LA PEQUEÑA Y MEDIANA MINERÍA
La acumulación de deudas, especialmente con proveedores y productores mineros, ha tenido consecuencias directas en la continuidad de numerosas faenas a lo largo del país. En regiones como Atacama, Coquimbo y Valparaíso, la minería de menor escala es motor de empleo y desarrollo local, por lo que los retrasos en los pagos y la incertidumbre sobre la solvencia de ENAMI han puesto en riesgo la sustentabilidad de este segmento productivo.
Organizaciones gremiales, como SONAMI, han manifestado reiteradamente su preocupación ante la falta de soluciones estructurales a los problemas financieros de ENAMI y al futuro rol de fomento de esta empresa. No son pocos los casos de mineras que se han visto forzadas a paralizar operaciones, reducir personal o incluso cerrar faenas ante la imposibilidad de sostener los costos sin el respaldo de la estatal.
MEDIDAS DE AJUSTE Y PLANES DE REESTRUCTURACIÓN
En respuesta a este complejo escenario, ENAMI ha implementado una serie de medidas para contener el avance del endeudamiento. Entre ellas se cuentan la venta de su participación en el 10% de Quebrada Blanca, la renegociación de pasivos y la búsqueda de financiamiento externo para proyectos estratégicos, como la construcción de una nueva fundición en Paipote.
A nivel gubernamental, tanto el Ministerio de Minería como el Ministerio de Hacienda han reforzado su compromiso con la sostenibilidad de la empresa, gestionando líneas de crédito y recursos adicionales que permitan a ENAMI cumplir con sus obligaciones inmediatas. No obstante, persisten dudas respecto de la viabilidad de la estatal en el mediano y largo plazo, especialmente en ausencia de una reforma estructural profunda que modernice su modelo de gestión y financiamiento.
EL PROYECTO DE MODERNIZACIÓN DE PAIPOTE: UN HITO CLAVE
Uno de los proyectos más ambiciosos que impulsa ENAMI es la modernización de la Fundición Hernán Videla Lira, ubicada en Paipote, Región de Atacama. La inversión prevista alcanza los 1.700 millones de dólares y contempla la incorporación de tecnologías más limpias y eficientes, capaces de captar el 99% de las emisiones a la atmósfera, superando ampliamente el estándar exigido por la normativa vigente (DS28), que establece una captación mínima del 95%.
La compañía estatal ha fijado un cronograma para la recepción de manifestaciones de interés, con fecha límite al 8 de septiembre de 2025, y espera concluir en octubre la tramitación de la Resolución de Calificación Ambiental. La decisión final de inversión podría tomarse antes de noviembre, abriendo el paso a las licitaciones para la construcción e inicio de operaciones de la fundición antes del cambio de gobierno.
El proceso de búsqueda de financiamiento para el proyecto se realiza mediante contratos “off take”, es decir, ventas anticipadas de la producción de cátodos de cobre, permitiendo a empresas interesadas participar en la inversión a cambio del suministro futuro del mineral.
PERSPECTIVAS Y DESAFÍOS FUTUROS
El futuro de ENAMI es incierto, pero su continuidad resulta fundamental para el ecosistema minero chileno. Los principales desafíos que enfrenta la estatal abarcan la modernización de sus plantas, la diversificación de fuentes de financiamiento para reducir la dependencia de recursos fiscales, la redefinición de su rol frente a la transición energética y la economía circular, y el fortalecimiento de sus capacidades de gestión y control.
El horizonte operacional de ENAMI, por lo tanto, dependerá en gran medida de la voluntad política y la capacidad de innovación de sus equipos directivos. Para la minería de pequeña y mediana escala, el respaldo de ENAMI sigue siendo fundamental; sin embargo, la confianza de los productores se ha visto erosionada ante la incertidumbre de la viabilidad futura de la empresa, si no aborda un cambio estructural.
REACCIONES DEL SECTOR Y DEL MUNDO POLÍTICO
En el último año, diversos actores han planteado la necesidad de repensar el modelo de negocio de ENAMI. Desde el Congreso y el mundo gremial se han propuesto fórmulas como la capitalización parcial de la empresa, la apertura a alianzas público-privadas y la reformulación de su estructura de gobernanza. Por otro lado, existen voces que advierten sobre el riesgo de un eventual desmantelamiento de la empresa, lo que tendría graves consecuencias para el desarrollo regional y la sostenibilidad de la minería no metálica en Chile; y en especial, de la pequeña minería.
El rol de fomento de Enami es fundamental para evitar la minería ilegal, que tanto daño hace a la actividad de este sector productivo y a la economía del país.
Enami se encuentra en una encrucijada histórica, donde la búsqueda de eficiencia y sostenibilidad debe conjugarse con el compromiso de fomento y apoyo al desarrollo de la pequeña y mediana minería. Por esto, las decisiones que se tomen en los próximos meses serán determinantes no solo para la estatal, sino también para el tejido productivo y social de numerosas comunidades a lo largo de Chile, especialmente de la zona norte, donde se concentra la mayor cantidad de faenas de la pequeña y mediana minería.
CONCLUSIÓN
La situación de endeudamiento de ENAMI pone de manifiesto la fragilidad de un modelo de fomento minero que ha sido, por décadas, motor de inclusión y desarrollo en Chile. La magnitud de su deuda, que supera los 600 millones de dólares y sigue creciendo, evidencia la necesidad de reformas profundas y de una mirada estratégica que permita recuperar la confianza del sector y garantizar la continuidad operacional de la empresa.
La apuesta por la modernización y la diversificación de fuentes de financiamiento, junto con una gestión eficiente, serán clave para mantener el rol histórico de ENAMI como garante de la pequeña y mediana minería. En tiempos de transformación y desafíos globales, la fortaleza institucional de la estatal será puesta a prueba, y su éxito dependerá del compromiso de todos los actores involucrados en el futuro del sector minero chileno.
Este, sin duda, será uno de los grandes desafíos a resolver para quienes asuman las responsabilidades de un nuevo gobierno para Chile, debido a la difícil situación de las arcas fiscales y los compromisos contraídos para refinanciar las deudas, así como por las crecientes demandas sociales y promesas de campañas de todos los bandos.