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¿Es el acuerdo entre Codelco y SQM realmente un win-win?

  • Por Andrés González, Jefe del área minera de Plusmining.

Andrés González, Analista Senior de la Industria Minera, Plusmining.

Revuelo causó el Memorándum de Entendimiento entre Codelco y SQM para la creación de una empresa común para la explotación del Salar de Atacama. Mientras que varios celebraron el acuerdo por la entrada del Estado en la explotación de litio, otros criticaron las posibles inconsistencias en que, después de todas las críticas a la “empresa de Julio Ponce Lerou”, el gobierno hiciera una asignación directa. En un camino intermedio, no fueron pocos los que valoraron el pragmatismo. Sin embargo, la discusión sobre la conveniencia del acuerdo para los involucrados, SQM, Codelco y el Estado, parece haber quedado relegada en un segundo plano. ¿Fue realmente un win-win?

Según los términos del acuerdo, SQM podrá seguir explotando litio más allá de 2030 (la fecha de expiración de su contrato con Corfo) a través de una sociedad con Codelco que tendría una producción de al menos 300.000 toneladas anuales entre 2031 y 2060, donde Codelco será la empresa controladora. Como contraprestación, Codelco recibirá 201.000 toneladas pagables en seis cuotas entre 2025 y 2030 y, posiblemente, el 50% de una cuota adicional negociada por la propia Codelco de hasta 135.000 en el mismo periodo. En suma, un máximo de 268.500 toneladas. Además de esta producción, Codelco recibirá las concesiones de SQM en el Salar de Maricunga, y será propietario controlador de las plantas de SQM en Antofagasta y China, que se traspasarán a la sociedad común.

¿Qué gana SQM? Ante todo, la seguridad de que podrá seguir explotando el activo de litio más rentable del mundo contando, además, con una validación política transversal. Ahora bien, en términos netamente productivos, si ya en 2023 alcanzó una capacidad de producción de 200.000 toneladas anuales (y con planes de llegar a 210.000 toneladas a comienzos de 2024), se espera que a partir de 2031 la nueva empresa tenga una producción anual entre 280.000 y 300.000 toneladas. Suponiendo que se llega a 300.000, SQM quedaría con una producción atribuible de 150.000 toneladas. Es decir, solo un 75% de su capacidad actual. Es completamente posible que esta cuota se amplíe aún más en el tiempo, con lo cual habría una “torta” mayor a repartir, pero por lo pronto SQM tendría una menor producción atribuible a la actual y por ende menores beneficios productivos.

¿Qué gana Codelco? Además de recibir entre 201.000 y 268.500 toneladas entre 2025 y 2030 más las concesiones de SQM en el Salar de Maricunga, a partir de 2031 será el controlador del Salar de Atacama, con una producción atribuible de 150.000 toneladas. Solo con esto, Codelco se erigirá como uno de los principales explotadores de litio del mundo. Pero si, además, logra materializar un proyecto en el Salar de Maricunga junto a algún socio estratégico, podría agregar unas 20.000 toneladas, solidificando aún más su posición.

¿Qué gana el Estado en su conjunto? Si a partir de impuestos y rentas de arrendamiento en 2022 el fisco capturó más 50% de la ganancia bruta de SQM Salar, con Codelco siendo dueño controlador de la nueva empresa y suponiendo que sus utilidades sean traspasadas al fisco bajo un manejo adecuado del negocio (gran “if”, pero quedará para una discusión futura), el fisco capturaría más del 75%. En consecuencia, el Estado quedaría en una situación significativamente mejor que la actual. Se puede argumentar que el propio Estado está ampliando la “torta” y esto naturalmente incrementa los beneficios a repartir, lo que es cierto. Pero, también es cierto que proporcionalmente recibirá más renta que antes y que este aumento de la torta no es suficiente para dejar a SQM igual a su situación actual.

Ahora bien, queda la inquietud de que, si a pesar de acrecentar la captura de la torta en favor del Estado, SQM pagó lo suficiente por asegurar una producción atribuible de 150.000 toneladas anuales por 30 años. Después de todo, suponiendo conservadoramente una utilidad de US$ 10.000 por tonelada, estamos hablando, sin hacer ajustes por tasa de descuento, de US$ 45.000 millones. ¿Pagó poco SQM? ¿Cobró poco el Estado? ¿Había mejores alternativas a la asignación directa?

Un camino natural era licitar. Ahora bien, considerando que Codelco comenzó a negociar con SQM desde el anuncio de la Estrategia Nacional del Litio, resulta evidente que esto nunca estuvo en los planes del gobierno. Una licitación abierta y transparente habría significado abrir la cancha, lo que muy probablemente hubiera traído un beneficio inmediato mayor para el Estado, probablemente con algún tipo de pago upfront más los beneficios derivados de la asociación con Codelco a partir de 2031.

Ahora bien, licitar tiene riesgos de cara a la continuidad del negocio. Específicamente, si SQM no hubiera ganado, es posible que hubiera buscado agotar su cuota de producción antes de 2030 y, además, hubiera cesado sus inversiones, lo que hubiera provocado baches productivos significativos. A nivel geopolítico, es probable que una empresa china hubiera ganado, lo que probablemente hubiera conllevado inconvenientes de cara a mantener un cierto equilibrio entre China y Occidente. También, habría significado socavar a una de las principales empresas nacionales, algo inusual para cualquier país.

La otra alternativa era mucho más simple, aunque no menos efectiva: Elevar aún más las rentas de arrendamiento de Corfo a SQM a partir de 2031. Sin embargo, al igual que la opción de licitar, esto nunca estuvo en la agenda del gobierno en un contexto político donde el nacionalismo por los recursos naturales, especialmente de un material calificado mundialmente como “crítico”, ha ganado terreno. Sin duda que, el hecho de que el Estado entre en la propiedad del litio y que, más aún, sea el controlador, parece haber sido un factor políticamente determinante.

En definitiva, retomando la pregunta original, ¿es un win-win para los involucrados? La respuesta depende sobre qué base comparemos. Si es en relación a la situación actual, sí. Por un lado, SQM quedará en un principio con una producción atribuible menor a la actual y, además, perderá el control de la operación, pero consigue asegurar su explotación por 30 años, beneficio no menor. Por otra parte, Codelco se convertirá en uno de los líderes de producción de litio y el fisco podrá capturar una renta aun mayor a la actual.

Ahora bien, si comparamos en relación a lo que pudo haber sido a través de una licitación o una simple alza en las rentas de arrendamiento, la respuesta es más compleja. Ambos eran caminos posibles con un beneficio potencialmente similar o incluso mayor, pero que probablemente por riesgos propios del negocio y razones de índole ideológica se terminaron descartando. En los meses por venir, es esperable que esta pregunta conlleve una cierta discusión a nivel teórico, pero, dados los hechos, sin certezas empíricas.

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