Columna de Opinión

La Gestión de Residuos en los Campamentos Es Clave en la Industria Minera

Por Andrés Jensen, Gerente de Sostenibilidad Grupo DISAL

Por
Andrés Jensen

Gerente de Sostenibilidad Grupo DISAL

Cualquier faena minera, independientemente de su tamaño, genera residuos derivados de su proceso productivo y quehacer industrial, los que están sometidos a la normativa vigente. Pero, poco se ha hablado de los residuos domésticos que genera un campamento y cuya gestión es estratégica para el bienestar y salud de quienes trabajan en las faenas mineras.

Los campamentos son verdaderas ciudades, que se levantan generalmente en sitios extremos donde conviven miles de personas, por lo tanto, presentan los mismos desafíos que podemos identificar en zonas urbanas. Por esto, la gestión de residuos es un desafío que se debe tener en cuenta no sólo durante su operación, sino desde su etapa de construcción e implementación de proyectos.

Es fundamental que, desde su concepción, el proyecto minero no pierda de vista aspectos de sostenibilidad y dedique los esfuerzos de gestión y organización para que el manejo de residuos no sólo cumpla a cabalidad con la normativa vigente, sino que también esté en sintonía con los estándares técnicos y ambientales del mismo proyecto.

Un campamento minero está lleno de oportunidades de valorización. En faenas mineras, uno podría hacer una lista genérica de tipos de residuos, entre los que se identifican, por ejemplo, aquellos generados en casinos durante las actividades de alimentación, que son netamente orgánicos y que tienen un potencial importante de valorización, sobre todo en áreas remotas o desérticas, probablemente en base a tecnologías de compostaje que pueden complementarse con su valorización energética, bajo ciertas condiciones.

Respecto de los residuos inorgánicos provenientes del consumo en instalaciones de faena, como distintos tipos de plásticos, papeles, cartones, aluminio y metales, entre otros, con una eficiente labor de segregación en origen y clasificación, pueden perfectamente destinarse a alternativas de valorización, ayudando al mismo proyecto minero a subir el nivel de su gestión ambiental.

En cuanto a beneficios, es una oportunidad para hacer a los trabajadores partícipes del manejo sostenible de los residuos que ellos mismos generan.  Por esto, deberíamos pensar en transformar este modelo en una fuente de generación de valor compartido con las comunidades donde los proyectos se insertan, ya que se están desarrollando en nuestro país una serie de instrumentos e incentivos que apuntan en esa dirección, como el sello Cero Residuos del Ministerio de Medio Ambiente o la nueva Ley de Fomento al Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor, conocida como Ley REP, que sin duda, van a generar las condiciones económicas que requiere una gestión de residuos sostenible.

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