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Reducir la huella de carbono: un factor clave para lograr una minería sostenible

  • Por Gonzalo Covarrubias, Vicepresidente Senior de Tierra y Medio Ambiente para Sudamérica Ausenco. //

Gonzalo Covarrubias, Vicepresidente Senior de Tierra y Medio Ambiente para Sudamérica Ausenco.

Cuando hablamos de la preocupación por reducir el impacto ambiental en el planeta, inevitablemente pensamos en el sector industrial. En particular, en la minería, cuya actividad clave enfrenta un doble desafío: mantener su rol como motor de desarrollo económico y, al mismo tiempo, reducir significativamente su huella de carbono, mientras continúa siendo la fuente del tan requerido suministro de metales claves para la transición energética global. Según McKinsey & Company, esta industria es responsable de entre el 2% y el 3% de las emisiones globales de CO₂, lo que la posiciona como un actor clave en los esfuerzos globales para enfrentar el cambio climático.

Hoy, la sostenibilidad en minería ya no se limita a operar de manera eficiente o cumplir con los requisitos normativos. La presión de reguladores, inversionistas y clientes ha llevado a que el concepto de «huella de carbono» adquiera una relevancia especial en este sector. Esta métrica no solo mide el impacto ambiental de un proyecto, sino que también se ha convertido en un factor determinante para su viabilidad técnica, económica y social.

Reducir la huella de carbono desde el diseño del proyecto es una prioridad. Esto implica tomar decisiones tempranas que optimicen el uso de materiales, limiten el transporte, reduzcan el consumo de energía y disminuyan la generación de residuos. Un diseño más compacto, por ejemplo, no solo significa menores emisiones, sino también menor consumo de agua, una huella física más reducida y un CAPEX más eficiente. En otras palabras, mejor desempeño ambiental y mejores retornos.

A esto se suma el tema del financiamiento. Según estimaciones de la industria, las compañías mineras con bajo desempeño ESG pueden enfrentar un costo de capital entre un 20% y un 25% más alto. Esto significa que ser ambientalmente responsable ya no es solo lo correcto, sino también lo más competitivo.

Reducir la huella de carbono no solo es una contribución concreta frente al cambio climático, sino también un compromiso con las comunidades que rodean los proyectos mineros. Diseñar operaciones más limpias, eficientes y con menor impacto ambiental es una forma tangible de responder a las expectativas de las personas y fortalecer la confianza en el sector.

En el Día Mundial del Medio Ambiente, es urgente mirar más allá de los indicadores financieros. El éxito minero del futuro se medirá en toneladas de mineral, sí, pero también en toneladas de CO₂ evitadas. Planificar con esta perspectiva no solo ayuda al planeta: es la base para una minería más competitiva y responsable.

 

 

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