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Tratado de los Océanos: Histórico acuerdo para preservar el 30% de la alta mar y sus recursos

  • ¿Qué pasara con la minería submarina? Aunque aún deben concretarse muchas cosas, este artículo de la Prensa Ibérica describe los grandes acuerdos logrados el reciente fin de semana en el seno de la Organización de las Naciones Unidas.

Rena Lee, de Singapur, presidenta de la conferencia sobre los Océanos dio a conocer la aprobación del Tratado por parte de la asamblea.

Después de casi 20 años de negociaciones, los vítores se hicieron sentir en la sala 2 de la sede de Naciones Unidas en Nueva York, cuando Rena Lee, de Singapur, presidenta de la conferencia sobre los Océanos dio a conocer la aprobación del Tratado por parte de la asamblea. “Finalmente, el barco ha llegado a puerto”, sentenció.

En pocas palabras: este histórico pacto está orientado a proteger los recursos marinos existentes en los océanos, en aquella zona concebida como “aguas internacionales”, que son el gran patrimonio de la humanidad. Es decir, no incluye la Zona Económica Exclusiva (ZEE) que, en el caso de los países limítrofes como Chile, representa una gran fuente de recursos económicos, además de su importante valor estratégico.

Entonces, ¿qué se ha aprobado exactamente? El periodista Joan Lluís Ferrer responde a la interrogante en una crónica publicada en la Prensa Ibérica: “por primera vez en la historia, se ha aprobado un Tratado que obliga a implementar regulaciones y restricciones en las actividades humanas que se desarrollan en alta mar, un espacio hasta ahora huérfano de normativas eficaces para preservar la biodiversidad”.

EL FUTURO DE LA MINERÍA SUBMARINA

El 30% de las aguas internacionales del planeta deberán quedar protegidas para el año 2030, tal y como había pedido la ONU. “No ha sido fácil asumir este compromiso, sin duda, el pilar de todas las negociaciones, puesto que hubo que definir qué es un área marina protegida: ¿se permiten usos sostenibles o queda completamente protegida?”, según explicaba Simón Walmsley, de WWF, (Fondo Mundial para la Naturaleza) una organización de conservación de la naturaleza de amplio quehacer a nivel mundial.

De hecho, el nivel de protección que tendrá cada una de las áreas marinas que conformarán ese 30% de océanos preservados aún está pendiente de concretar. Lo que sí está claro es que en su interior habrá restricciones a la pesca, a las rutas de navegación que podrán atravesarlas, a las actividades de exploración que podrán admitir y a la minería marina que se permitirá. Todo estará restringido, pero aún no se sabe en qué medida.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, órgano que supervisa la concesión de licencias de explotación en alta mar, confirmó que “cualquier actividad futura en los fondos marinos profundos estará sujeta a estrictas regulaciones y a supervisión, para garantizar que se lleven a cabo de manera sostenible y responsables”, según concluyó la BBC.

FALTA LA RATIFICACIÓN POR PARTE DE LOS PAÍSES

Para el autor, de hecho, todavía queda un largo camino para que el Tratado entre en vigor, pues para ello hará falta una sesión que oficialice su aprobación, pero después tendrá que ser firmado y aprobado por los diferentes países. “Si no hay suficientes estados que lo aprueben, no entrará en vigor”, confirmó Walmsley en declaraciones a la BBC, y consideró que serían necesarios unos 40 países para que el Tratado cobre vida.

Rusia ha sido uno de los países que más reticencias ha mostrado a la firma del tratado e incluso no ha descartado replantear alguno de sus contenidos en el futuro.

Otra parte importante es la financiación. Las naciones ricas se han comprometido a aportar dinero para la puesta en marcha del tratado. De hecho, antes incluso de que éste fuera aprobado este sábado 4 de marzo, la UE ya anunció que aportará 820 millones de euros para todo tipo de acciones relacionadas con la protección de los océanos en alta mar.

Otros acuerdos han consistido en compartir recursos genéticos marinos, como el derivado del material biológico de plantas y animales de los océanos que pueden proporcionar grandes ingresos a las farmacéuticas y también grandes beneficios a la humanidad. De este modo, los recursos que se descubran y se exploten deberán garantizar un reparto también con los países pobres.

La portavoz de Greenpeace en las negociaciones, Laura Meller, no ocultaba su entusiasmo por el desenlace de las reuniones: “Es un día histórico para la conservación y una señal de que, incluso en un mundo dividido, proteger la naturaleza y las personas puede triunfar sobre la geopolítica”.

 

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