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Albemarle y Ausenco presentan ambicioso proyecto de restauración ecológica en el Salar de Atacama

  • Iniciativa pionera en minería chilena busca conservar biodiversidad, restaurar áreas degradadas y generar conocimiento científico clave sobre ecosistemas altoandinos.

En el marco del Sustainable Mining 2025, la productora de litio Albemarle, en colaboración con la consultora Ausenco, dio a conocer los avances de su programa de restauración ecológica en el Salar de Atacama, una de las zonas más sensibles del norte chileno.

La iniciativa, implementada desde 2020 como parte de un compromiso ambiental voluntario, apunta a conservar y propagar especies vegetales nativas y fortalecer los ecosistemas del salar, donde la compañía mantiene operaciones productivas. Uno de los hitos del proyecto es la construcción de un vivero experimental al interior de la Planta Salar, desde el cual se lideran ensayos de propagación, plantación y monitoreo de flora local.

CIENCIA APLICADA Y VÍNCULO COMUNITARIO

El proyecto contempló una fase inicial de investigación, recolección de material vegetal y diseño de protocolos de viverización, que dio paso en 2023 al inicio de la producción en el sitio. Desde este año, el vivero opera con fines tanto científicos como comunitarios: además de conservar especies clave, busca generar espacios de colaboración con comunidades como Peine, a través de la entrega de plantas nativas y actividades de educación ambiental.

“Este trabajo demuestra que la sostenibilidad en minería no es solo un desafío, sino una oportunidad concreta de integrar ciencia, territorio y cultura local”, sostuvo Carolina Vargas, líder en biodiversidad de Ausenco, quien presentó los resultados junto a Jonathan Avendaño, analista de reportabilidad de Albemarle, y el biólogo Manuel Pérez.

El área de estudio comprendió sectores como Tilopozo, Tilomonte, Silolao, Quelana y Peine, donde se identificaron poblaciones vegetales prioritarias para la recolección de semillas y material vegetativo. Esta información sirvió como base para una estrategia de viverización adaptada a las condiciones extremas del salar.

DATOS CLAVE DEL PROYECTO

Entre los principales resultados del programa, se destacan la identificación de 336 especies pertenecientes a 50 familias vegetales, de las cuales un 82% son nativas; el reconocimiento de 17 formaciones vegetacionales, con presencia de nueve especies en categoría de conservación; y la sistematización de usos tradicionales de especies y levantamiento de información ecológica (biótica y abiótica), incluyendo servicios ecosistémicos.

Jonathan Avendaño destacó la importancia de integrar conocimiento ancestral en el diseño del vivero. “Esta experiencia ha sido clave para reducir brechas técnicas y ecológicas sobre el ecosistema del salar. La combinación de ciencia y saber local nos permitió optimizar protocolos de cultivo y avanzar hacia una minería más consciente”, señaló.

La continuidad del vivero busca aportar a la restauración de áreas degradadas, fortalecer el vínculo entre industria y comunidades, y generar datos que nutran futuras políticas públicas y decisiones regulatorias.

 

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