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Día Internacional contra la Corrupción: Transparencia y autorregulación dejaron de ser opcionales

  • Por Mariano Gojman, Compliance Officer de Siemens para Sudamérica.//

Mariano Gojman, Compliance Officer de Siemens para Sudamérica.

Este 9 de diciembre encuentra a Chile en un punto crítico en materia de integridad. Según el último  Índice de Percepción de Corrupción (IPC),el país alcanzó 63 puntos, lo que se ve reflejado en un descenso de 3 puestos en comparación con el ranking de 2023. A ello se suma un clima social particularmente tenso, donde más del 70% de la población percibe que la corrupción ha aumentado y cerca de la mitad afirma haber presenciado o conocido directamente irregularidades. Estos datos configuran un escenario donde la confianza, un activo esencial para el desarrollo, se erosiona con rapidez. Las consecuencias no son abstractas, sino que repercuten en la legitimidad institucional, en la calidad del gasto público, en la competencia empresarial y en la capacidad del país para atraer inversiones en sectores productivos estratégicos como la energía y minería.

En este escenario, la transparencia ya no es un valor aspiracional, es una condición mínima para recuperar cohesión social y credibilidad.  En este sentido, el sector privado no puede situarse como un observador externo. Las empresas conviven diariamente con las expectativas de la ciudadanía, dependen de un entorno estable y cumplen un rol esencial en la consolidación de estándares que fortalezcan la transparencia y la conducta responsable. Combatir la corrupción no se limita a la existencia de un marco normativo, requiere organizaciones capaces de desarrollar culturas internas sólidas, con controles efectivos y con la convicción de que la prevención es siempre más valiosa y sostenible que cualquier respuesta tardía.

Chile, al igual que los países que aspiran a un desarrollo sostenido, necesita empresas que cierren espacios a la discrecionalidad mediante prácticas éticas consistentes, sistemas de gestión modernos y una comprensión clara de que la integridad es un componente estratégico, no accesorio. La lucha contra la corrupción exige coherencia y responsabilidad compartida, es decir, con un Estado que fortalezca la institucionalidad, una ciudadanía que valore la transparencia y organizaciones que mantengan un compromiso permanente con la conducta íntegra.

Desde Siemens reafirmamos precisamente esa visión. Para nosotros, la lucha contra la corrupción se ejerce desde dentro, con mecanismos que permiten anticipar riesgos, promover denuncias seguras, investigar con independencia y asegurar que cada decisión se tome con un estándar ético intransable. La integridad no es un documento ni una declaración, sino que es una práctica diaria sostenida en principios claros, en una cultura organizacional que prioriza la transparencia y en la certeza de que la confianza se construye en el tiempo. En nuestro caso, forma parte de lo que entendemos por sostenibilidad. Una operación responsable, confiable y alineada con los valores que la sociedad espera de una empresa tecnológica global.

En este Día Internacional contra la Corrupción, Chile necesita más que diagnósticos. Necesita voluntad, consistencia y liderazgo compartido. La integridad es una tarea colectiva, pero también un compromiso individual que se demuestra en cada decisión. Es en esa suma de voluntades, y en la capacidad de autorregularse de manera seria y permanente, donde comienza la verdadera reconstrucción de la confianza.

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