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Humo blanco en el Congreso y nube gris para los inversionistas

  • Por Silvia Riquelme Aravena, periodista, Directora www.guiaminera.cl

Silvia Riquelme Aravena, periodista, Directora www.guiaminera.cl

Casi 5 años demoró el trámite legislativo de un nuevo royalty para la minería. Como dijo la ministra de minería, Marcela Hernando, lo más positivo parece ser que terminó la incertidumbre y la certeza jurídica será una realidad apenas el proyecto se convierta en Ley.

Una cartera de 53 iniciativas que suman alrededor de US$ 73.600 millones están en la balanza. Ahora, es el momento en el que los directorios de todas las grandes empresas mineras tendrán que evaluar los pro y contra de sus decisiones futuras respecto de la inversión. ¿Chile o Perú? ¿Chile o Canadá? ¿Chile o Australia? Esto, por cuanto la tasa máxima de 46,5% contemplada en el proyecto recién aprobado sigue siendo superior casi en 3% sobre la tasa que se aplica en Perú y Australia.

¿Y qué pasará con las medianas y pequeñas empresas? ¿Será conveniente crecer? Tal vez no, porque tendrán que pagar más impuestos. Mejor mantener el mismo tamaño y no invertir ni siquiera en más trabajadores. Es un dilema que las compañías deben dilucidar, aunque entre 50 mil y 80 mil toneladas de cobre, la diferencia de impuestos sea marginal. Sólo 1,5% más (45% y 46,5%).

Como dijo hace un tiempo un líder gremial ¡Van a matar la gallina de los huevos de oro! Y tal vez, tenga razón. Lo acaba de decir el vicepresidente de asuntos corporativos de BHP Minerals Americas, René Muga, poco antes de ser aprobado el proyecto: “estaríamos obligados a reconsiderar los montos que estamos evaluando en la cartera de inversiones y reevaluar los planes de crecimiento”.

La tasa impositiva aprobada en el Senado hace perder competitividad a las empresas productoras y ése es el gran problema, porque no se trata sólo de pagar más impuestos por producir cobre en Chile que en Perú, por ejemplo. En porcentaje impositivo, parece no ser impactante. Pero, cuando se habla de grandes inversiones, por supuesto que es necesario pensarlo. ¿Se ha fijado usted cuando ha ido a solicitar un crédito de consumo o hipotecario a un banco, la gran diferencia que hace una décima de diferencia en el largo plazo?  Para los inversionistas, es lo mismo, multiplicado por muchísimos ceros.  Ahora, si nos vamos a los costos de producción, estos también son más altos en Chile que en el país vecino. Los insumos básicos, como el agua o la energía son más bajos en Perú que en Chile y, para que hablar del costo laboral. Esto, sin desconocer el excelente nivel formativo de nuestros compatriotas, respecto de Perú y otros países de la región. Algo que es reconocido urbi et orbi. Pero, la realidad es que producir cobre en Chile es más caro que en Perú y el precio del metal, no lo fijamos nosotros, como ocurre con cualquier commodity. Entonces, somos menos competitivos y la brecha podría aumentar.

El presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Jorge Riesco, apenas se conoció la decisión de aprobar el royalty opinó: “la autoridad económica debería estudiar incentivos para la inversión, tal como ocurrió en el pasado con el DL 600. Por ejemplo, podría haberse considerado un plazo de invariabilidad tributaria no inferior a los 15 años, con el propósito de dar certeza y seguridad al sector para desarrollar sus proyectos futuros”.

En otras palabras, 53 iniciativas que suman alrededor de US$ 73.600 millones es una linda cifra. Lo importante será ver si ahora se concreta esa inversión o el castillo empieza a desmoronarse.

Chile es un país minero, no hay duda alguna. La riqueza bajo el subsuelo es enorme, pero hay que explorar para desarrollar nuevos proyectos. Los actuales yacimientos están demasiado maduros y la ley del cobre ha caído ostensiblemente.  Eso significa que, para extraer una tonelada de cobre fino hay que remover mayor volumen de mineral y aumentar los gastos en su explotación, lo que, obviamente, reduce las utilidades y entonces, volvemos a lo anterior. Ya no es la tasa lo que más nos afecta, sino que todos estos factores que nos quitan la competitividad

Y Chile necesita aumentar su producción para poder seguir siendo un actor líder en el mercado internacional. Pero, no logramos levantar cabeza. En 2018 llegamos a producir 5,831 millones de toneladas de cobre y fuimos bajando la cifra anual hasta llegar a 5, 328 millones de toneladas el año pasado, cifra similar a la del año 2005 cuando el país produjo 5, 321 millones de toneladas. Y para qué hablar de Codelco, la principal empresa estatal.

Para nadie es un misterio que la principal fuente de recursos para el Fisco es la minería, pero para que sea sostenible en el tiempo es necesario promover el aumento de producción. Considerando el régimen impositivo actual y un precio de largo plazo, por cada millón de toneladas que el país pueda aumentar en su producción de cobre, la recaudación podría incrementarse en US$1.300 millones de dólares por año, monto similar a lo que espera recaudar el ejecutivo con esta alza de impuestos a la minería. Por lo tanto, la vía más expedita para lograrlo es aumentar la recaudación en el largo plazo. Para lograrlo es fundamental generar las condiciones para que el incremento en la producción sea posible, sin restar competitividad a la industria minera que opera en Chile. Los dados están echados.

En tanto, el ministro Marcel y el gobierno ya están sacando cuentas alegres “Esta nueva estructura impositiva empezará a regir a partir del 2024 y, en régimen, espera recaudar 0,45% del PIB (equivalente a aproximadamente US$ 1.350 millones), de los cuales, US$ 450 millones serán distribuidos directamente para impulsar el desarrollo productivo de las regiones y comunas en todo el país”, ha anunciado Hacienda.

Mientras todos piensan en lo que se recaudará, me pregunto: ¿no será mucho su entusiasmo ministro? No nos vaya a pasar como en la fábula de la lechera. Una simple piedra en el camino terminó con los sueños de la niña. Chile tiene que evitar que la leche se derrame.

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