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Desalación: El contradictorio eje del plan de gobierno para paliar la crisis hídrica

  • Empresas del rubro esperan que tras el plan abastecimiento hídrico que impulsa el Gobierno se destraben proyectos. Algunos llevan años, incluso, con la aprobación de concesiones y permisos, pero no pueden iniciar obras.

El 7 de septiembre la Región del Biobío se sumó  a la lista de regiones declaradas en “emergencia hídrica” en Chile.  Al momento, son 179 comunas en el país declaradas en esta condición.

El gobierno anunció en agosto un plan para enfrentar el déficit, en el que se promoverán nuevas tecnologías para el abastecimiento agrícola, de consumo humano y también industrial. Lo que se busca es aumentar la disponibilidad de agua y mejorar la eficiencia en su uso.

”Para financiar todas estas medidas que nos permitirán enfrentar esta sequía y escasez hídrica, hemos creado un fondo de emergencia con $100 mil millones que se van a destinar a complementar los recursos para poder ayudar a los pequeños agricultores”, destacó el presidente Sebastián Piñera, aclarando que el plan abordará cuatro ejes: Desalinización, con foco en las regiones mas afectadas por la sequía; la tecnificación del riego para la producción de alimentos; un nuevo impulso de inversión para el agua potable; y el uso eficiente del recurso en las ciudades.

EJE CLAVE

En el primer eje, Piñera sentenció que se dará un fuerte impulso a la desalación del agua, especialmente en las regiones de Coquimbo y de Valparaíso, las más afectadas por la escasez hídrica. Además, se agilizarán proyectos de inversión en plantas desalinizadoras, que hoy se demoran en promedio 3 años sólo en la obtención de la concesión marítima. En tanto, se priorizarán los proyectos de plantas desaladoras que provean de agua para el consumo humano.

La noticia fue aplaudida por representantes de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, Aladyr,  quienes ven con buenos ojos que el uso de agua de mar constituyera uno de los pilares fundamentales de la estrategia.

De acuerdo con lo que explica Aladyr en el portal español Retema.es, “la voluntad del Gobierno de fortalecer la red de desalación es un paso importante para alcanzar la seguridad hídrica. Agregaron que la aspiración de triplicar la actual capacidad nacional para desalar de 6.600 litros por segundo es un reto al que todos los sectores de la sociedad chilena deben sumarse”. Asimismo, resaltaron el anuncio de creación de un Fast Track o Vía Rápida para agilizar la aprobación de proyectos de desalación, mencionando, además, que fue parte de las propuestas realizadas en una reunión previa con representantes del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, puesto que las condiciones y requisitos para la construcción de una planta desaladora devengan mucho tiempo y los efectos del cambio climático ya no permiten tales dilaciones.

DESDE EL CENTRO

Biobío también mira de cerca la desalación. Aunque formalmente los proyectos vinculados a empresas e instituciones locales se encuentran radicadas en O´Higgins y Ñuble.  La segunda sanitaria más grande del país, Essbio, controlada por la canadiense Ontario Teacher’s Pension Plan Board (OTPPB) y que atiende a más de 842 mil clientes de las regiones de O’Higgins, Ñuble y Biobío, informó que construirá la primera desaladora de la zona centro-sur de Chile, en la turística comuna de Pichilemu. La desaladora se levantará en el sector de San Antonio, en un terreno donde está la planta de tratamiento de aguas servidas de Essbio. Su gerente Cristian Vergara indicó en el portal Andess Chile, que “la planta demandará una inversión de $2.300 millones, aportará 20 litros por segundo y esperamos llevarla a 58 litros por segundo para dar solución a la zona urbana de Pichilemu”. La firma tiene 9.300 clientes en esa comuna.

El sector de Buchupureo en la comuna de Cobquecura, albergará la primera Planta Desalinizadora de la región de Ñuble, que permitirá dotar de agua potable, a más de 300 familias del sector costero. El lunes 20 de septiembre se oficializó la firma del convenio con el alcalde, Julio Fuentes, y la Universidad de Concepción, que estará a cargo del proyecto.

MIRAR AL NORTE

Suena lógico pensar que ante un escenario hídrico adverso se mire a los casi 7 mil kilómetros de costa que existen en Chile. Pero ¿por qué los proyectos no han avanzado? Algunos lo atribuyen al Covid; otros, a conflictos dentro del mismo gobierno; y otros, simplemente a las dudas que se generan con los impactos de estas plantas.

Lo cierto es que, en el norte del país existen en carpeta más de 15 proyectos ligados a la minería. Algunos de ellos con estados avanzados y prácticamente con luz verde para el inicio de obras y que no se sabe por qué no avanzan.

En Antofagasta, por ejemplo, el 80% del agua que provee la concesionaria Aguas Antofagasta para el consumo domiciliario proviene de la desalación. La sanitaria ha expresado que para el 2023 espera llegar al 100%. Hay millonarios proyectos para esto y según consigna la prensa regional antofagastina, la empresa Cramsa, Compañía Regional de Aguas Marítimas, pretende invertir más de 5 mil millones de dólares en un proyecto que ya habría pasado todas las etapas de aprobación para una planta que llevaría agua potable y alcantarillado a  sectores que no cuentan con ese servicio en Calama, al sector norte de Antofagasta y al barrio industrial de La Negra. Pese a lo necesario del recurso y del servicio en esos sectores, el proyecto está detenido. ¿Son seguras estas instalaciones? ¿Serán prioridad como se consignan en los ejes de la gestión de crisis hídricas? O ¿habrá tensiones entre las concesionarias del territorio?

PROYECTO TRABADO

Según se desprende del plan de Gobierno para enfrentar la crisis hídrica, la tramitación de las operaciones de las desaladoras debería ser más corto. Sin embargo, hay evidencias de que ciertos proyectos se han entrampado justo en los escritorios de la autoridad sectorial. Según consta en documentación, la compañía Cramsa en la región de Antofagasta recibió la aprobación de la concesión marítima para la producción y distribución; recolección y tratamiento de Aguas Servidas en La Negra, Antofagasta Norte y Calama Contorno, por parte de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, bajo la firma de Jorge Rivas Chaparro, en oficio de noviembre de 2020. A casi un año de la adjudicación, el proyecto aún no puede iniciar obras, pues se desconoce el documento. Según consigna la prensa antofagastina, la SISS ha informado que la concesión no ha sido otorgada y se encuentra en evaluación. Y lo mismo fue ratificado al consultar para este reportaje, directamente a la Superintendencia.

COHERENCIA CON LA NECESIDAD

Ricardo Díaz, gobernador de Antofagasta y reconocido por su intensa carrera ambientalista, explica: “Nosotros vivimos en uno de los desiertos más áridos el mundo, sin embargo, estos proyectos de desalación nos dan mucha certeza y mucha seguridad de que esta gran sequía que estamos viviendo a nivel nacional no nos va a afectar”. Señala que hay plantas desaladoras que están llevando agua a algunas mineras recorriendo más de 400 km impulsándose gracias a la energía fotovoltaica. Se ha generado un nuevo impulso que permite que podamos exigirle a la minería un mayor control ambiental, puesto que es un hecho que se puede usar agua desalada y energías más limpias para sus producciones”.

Entonces, dice Díaz, ésa es una acción que bien se podría ir repitiendo en otras regiones. “Si logramos este sistema interconectado, alimentarlo con mucha más energía o incluso, si logramos ir generando este hidrógeno verde, podríamos, ¿por qué no?, ir pensando la instalación de plantas desaladoras a lo largo de todo el país. En mi región hay un gran proyecto que se llama Cramsa que pretende sacar 4.000 litros de agua por segundo. Para que te hagas la idea: la ciudad de Antofagasta son, más o menos, 250 mil personas y se alimentan con 3000 litros por segundo; entonces este gran proyecto permitiría regar el desierto en mi región”. Díaz reconoce que el proyecto no se ha movido desde los escritorios del MOP a nivel central, que no sabe por qué ocurre esto, pero que espera que haya una revisión coherente con la necesidad que existe en la zona.

Las plantas desaladoras tienen sus reparos también, sugiere Díaz. “Está todo el proceso de un manejo discreto y adecuado de la salmuera, tiene que ver también con cómo instalamos el uso de agua de mar, cómo normamos esa acción y cómo vamos afectando ciertos ecosistemas marinos. Entonces ahí tenemos que ir trabajando, Creo que, desde esa perspectiva, las concesiones sanitarias tienen que regularse de forma mucho más eficiente. Se tienen que revisar todas las leyes respecto del uso del agua, y también ir pensando el uso del agua como un mecanismo de conservación”, destacó.

ESCASEZ PERMANENTE

Desde la Superintendencia Servicios Sanitarios, se señala que la Región de Antofagasta, a diferencia de otras regiones, ha convivido por muchos años con la escasez de recursos hídricos, condición determinada por su clima. En este escenario la desalación de agua de mar aparece temprano en la Región tanto para el consumo humano como para su uso en minería.

El sistema de abastecimiento de la región de Antofagasta se encuentra dividido en dos: el primero, es el denominado Sistema Norte y que abastece a las comunas de Calama, Sierra Gorda, Baquedano, Antofagasta, Mejillones y Tocopilla y utiliza una combinación de recursos hídricos superficiales cordilleranos, en conjunto con las plantas desaladoras de Antofagasta y la recientemente inaugurada en Tocopilla (2020). El segundo sistema es independiente y abastece a la comuna de Taltal, y se compone de agua de pozos y agua producida en la planta desaladora de la localidad.

La concesionaria Aguas Antofagasta, dice la SISS, cuenta actualmente con la infraestructura suficiente para garantizar el suministro de las personas. En la región se da además la situación particular que se cuenta con un respaldo de las aguas cordilleranas, en caso de contingencias que afecten las plantas desaladoras. En cuanto a Cramsa, se señaló que luego de cumplir una serie de procesos contemplados en la Ley Sanitaria  y su Reglamento, esta solicitud se encuentra en su etapa final de evaluación.

Las soluciones hídricas hoy  en día apuntan al mar, sin embargo, los criterios aún no están claros  y se advierten dudas en los impactos de la industria y la calidad del producto. La zona centro sur tiene que necesariamente mirar al norte, notar las diferencias, evaluar  las condiciones. Si en el mar está el agua potable del futuro es tiempo de ir preparando el terreno para que la solución fluya para frenar la escasez y no se convierta en una disputa o una nueva crisis. (Fuente: Carola Venegas Vidal, para www.tradenews.cl)

 

 

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