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Alianza CODELCO-SQM: Cuatro desafíos regionales para el Litio

  • Por Iván Ojeda- Pereira, Investigador del Centro Lithium I+d+i de la Universidad Católica del Norte; Sebastián Herrera-León, Académico e investigador del Centro Lithium I+d+i de la Universidad Católica del Norte; y Hernán Cáceres Decano de la FICG y Director del Centro Lithium I+d+i de la Universidad Católica del Norte.

• Académicos de la Universidad Católica del Norte: Hernán Cáceres, decano de la FICG y Director del Centro Lithium I+d+i; Iván Ojeda-Pereira, investigador del Centro Lithium I+d+i; y Sebastián Herrera-León, académico e investigador del Centro Lithium I+d+i.

Esta semana se anunció el fin de las negociaciones entre el Estado de Chile, representado por CODELCO y la empresa privada SQM. El humo blanco que se anunció por prensa fue positivamente recibido por el mercado y comprende un plan de colaboración que extiende la extracción de Litio en el Salar de Atacama hasta el 2060, estableciendo certidumbre respecto del futuro, estableciendo lineamientos de gobierno corporativo y propiedad, entre otros temas. En este breve texto, desde una perspectiva interdisciplinaria orientada a la discusión pública, nos proponemos visibilizar desafíos que esta esperanzadora alianza supone.

Como base, argumentamos que existen dos realidades que no pueden ser desconocidas: primero, que la creciente demanda global continuará promoviendo la producción de Litio en nuestro país; y segundo, que no por eso debemos omitir la necesaria discusión pública respecto de las condiciones técnico-tecnológicas, ambientales y sociales colectivamente deseables y legitimadas de un recurso/bien público de todos los chilenos.

Primero: Es necesario que esta nueva alianza mantenga un esfuerzo de coordinación nacional-regional de acuerdo con proyectos futuros. Así, la extracción por extracción carece de sentido. Al contrario, lo ideal es que se desarrolle en concordancia con el desarrollo regional. Desde nuestra perspectiva, se requiere un vínculo claro entre las ideas corporativas, las políticas nacionales y las políticas regionales ya existentes, las cuales ya vislumbran idearios deseables de futuro. Por ejemplo, Antofagasta cuenta con una Estrategia Minera para el bienestar de la Región de Antofagasta (EMRA), ¿cómo la Estrategia Nacional del Litio y esta nueva alianza que la materializa dialogará con esa estrategia regional? O ¿cómo esta nueva alianza conversará con la Estrategia Regional de Innovación que ya existe en esa región?

Segundo: Pensando en el futuro, continúa siendo imperioso consolidar los modos de evaluación de los posibles impactos ambientales y sociales de la producción de Litio. Pareciera que existe consenso entre la industria y el entorno por continuar mejorando los estándares de sustentabilidad ambiental, social y económica, por lo que es necesario que se desarrollen evaluaciones institucionales, imparciales y del más alto estándar técnico de las operaciones y exploraciones.

Tercero: Debemos investigar, desarrollar, evaluar e implementar nuevas y mejores tecnologías para la producción de Litio. Este desafío puede comprender dos dimensiones: la primera, producir innovación y tecnología. Hay que generar un espacio de interfaz entre industria-ciencia-comunidades que permita desarrollar herramientas tecnológicas en las regiones, incorporando capital humano avanzado y soluciones basadas en criterios territorialmente situados que, además, reporten -y a su vez descansen- en el incremento de capacidades regionales.  La segunda, para transferir estas innovaciones debe existir voluntad corporativa, para que estas nuevas tecnologías realmente sean implementadas.

Cuarto: Es indispensable que este acuerdo CODELCO-SQM avance en el diálogo empresa-sociedad. Las modificaciones a los contratos CORFO-SQM cimentaron el camino hacia una dirección bastante virtuosa, a lo menos, en intencionalidad entre la industria y su entorno. Es importante no iterar en omisiones e imposiciones. Por el contrario, abracemos el camino del diálogo, la conversación, la decisión de mayorías y el respeto por las minorías, tal como lo merece un país democrático. Es necesario continuar avanzando por la senda de la legitimidad social de las industrias, las buenas prácticas y el entendimiento profundo del entorno, lo cual no descansa solo en transferencias de recursos sino en la creación de auténticas tecnologías para la gobernanza participativa y toma de decisión.

La producción de Litio, tal como ha sido mencionado por diversos actores, se vislumbra como una alternativa para mejorar las condiciones de vida de todos los chilenos. Pero, para que esto realmente se materialice en los próximos años es necesario contar un sistema público y privado transparente en torno al Litio, el cual permita visualizar los beneficios reales del desarrollo de esta industria, potenciando el desarrollo socio ambientalmente responsable de nuestro país.

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